La Tierra de Manuel Lozada
EAN13
9791036540196
Éditeur
Centro de estudios mexicanos y centroamericanos
Date de publication
Collection
Historia de Nayarit
Langue
castillan, espagnol
Fiches UNIMARC
S'identifier

Livre numérique

  • Aide EAN13 : 9791036540196
    • Fichier PDF, libre d'utilisation
    • Fichier EPUB, libre d'utilisation
    • Fichier Mobipocket, libre d'utilisation
    • Lecture en ligne, lecture en ligne
    3.49
Cuando mis investigaciones sobre La Cristiada me llevaron a viajar por el
occidente de la República en busca de eventuales raíces de inconformidad o de
protesta populares, me encontre casualmente con el personaje de Manuel Lozada.
Digo casualmente porque mi ignorancia era grande. Y fue entonces cuando leí, a
fines de 1967, si mal no recuerdo, que: Hay allá, muy en el intenor de la
Republica Mexicana, al extremo occidental del estado de Jalisco, una extensa
comarca, sobre cuya faz y cuya historia han impreso un profundo sello de
originalidad las lozanías y excrecencias de una naturaleza agreste y
volcánica, y las terribles resistencias indígenas operadas primero contra la
civilización española y después contra el progreso liberal. Esa región se
llama Nayarit y también Alica, nombres que toma de las montañas que erizan su
seno, y de la mesa que le forma, con sus bosques de árboles frutales, una
corona de etemo follaje y verdura. Al pie de la sierra corre el río tan bronco
éste que el nadador audaz, como ruda aquélla para la planta del viajero... Se
diría un castillo de rocas bordeado por un puente de siempre alzado rastrillo.
Se necesita todo el arte práctico de los indios de aquel rumbo para pasar el
rio a caballo, obligando el animal, por medio de palmadas en la boca y en el
cuello [operación que se llama cacheteo], a avanzar en línea oblicua, sin
dejarse arrastrar por la corriente impetuosa, según palabras escritas por
Salvador Quevedo y Zubieta en 1883. En 1968 Jean-Marie Le Clézio me llevó a la
sierra. Entramos por Valparaíso, Huejuquilla y Tenzompan, cruzamos el río a
caballo y pasamos la Semana Santa en Santa Catarina. Regresé deslumbrado por
el paisaje y por la gente que se identifica con ese paisaje. “El Alica era,
pues, una especie de Vendée indiana, tanto más terrible que la de los
chouanes, cuanto más áspero es aquel riñón de la sierra que las colinas y
espesuras de la Bretaña”, escribía don Salvador y, llegando a Manuel Lozada,
no dudaba en apuntar: Pero no bien había concluido la primera mitad del
presente siglo (xix), cuando las tierras del Nayarit empezaron a experimentar
un sacudimiento más desastroso que el que les produce la explosion de sus
volcanes: el drama sangriento se hizo allí donde sólo reinaba la bucólica de
un pueblo sencillo dado a las faenas del campo, se vio al indio laborioso
trocar la esteva de su arado por el arma de la rapiña y de la matanza, y se
vio al indómito montanés de los tiempos de la conquista convertir aquellos sus
antiguos baluartes de la Sierra Madre en sacrificaderos inmensos, donde
sirviendo a la invasion y al poder reaccionario, hicieron morir a más de 50
000 mexicanos, soldados todos ellos de la libertad y de la independencia de su
patria [...] leyenda muy nueva, pero de colores antiguos, con algo de la
guerra de Yughurta y de los movimientos asoladores de Gengis Khan, en la cual
el fogozazo de la fusilería, la luminaria del campamento al borde de la cañada
y el resplandor de las cabañas y los trigales incendiados proyectan su luz
sobre una figura de terror reclamada mucho tiempo y ganada al fin por el
patíbulo, y en que los gritos del soldado republicano, los alaridos del indio
rebelde y los ayes de un pueblo consumido por una guerra de veinte años,
resuenan a porfía como para formar las sílabas de un hombre temido: lozada.
Desde aquel enfonces la figura de Manuel Lozada no ha dejado de acompañarme.
En 1969 publiqué un artículo en Historia Mexicana. Luego le dediqué un
capítulo de mi antología Problemas agrarios y movimientos campesinos 1821-1910
(México, Sep Setentas, 1974). En 1984 recopilé varios artículos con textos
inéditos que aparecieron en Esperando a Lozada (Colegio de Michoacán, 1984,
reeditado en 1989 en Guadalajara por Hexágono).
S'identifier pour envoyer des commentaires.